El 3° Juzgado de Garantía de Santiago, liderado por la Magistrada Pamela Muñoz Canales, realizó la ceremonia de egreso de una usuaria del Programa Tribunales de Tratamiento de Drogas y Alcohol (TTD) de adultos, quien completó en forma exitosa una terapia que se extendió por un año.
Su ingreso al sistema de justicia penal responde a conductas delictivas vinculadas a un patrón de consumo problemático, cuya intensidad se agudizó significativamente durante el año 2024.
CONTEXTO DE VULNERABILIDAD SOCIAL
La imputada enfrenta una compleja realidad de vulnerabilidad multidimensional. Es madre de tres (3) hijos —dos adolescentes y un menor en edad preescolar—, responsabilidad que ha asumido de forma prácticamente autónoma, contando con una red de apoyo familiar limitada.
A pesar de estas adversidades, ha logrado mantenerse de pie y proveer sustento a su núcleo familiar, demostrando un notable esfuerzo personal en medio de condiciones de extrema dificultad económica y social.
PROGRESO EN RECUPERACIÓN
Abstinencia Sostenida:
Katherine Somodevilla ha logrado mantenerse en estado de abstinencia desde diciembre de 2024, evidenciando un compromiso genuino con su proceso de rehabilitación.
Conciencia del Problema:
En el curso de su intervención, la usuaria ha adquirido conciencia profunda respecto de que su consumo de sustancias constituía una vía de escape frente a problemas de naturaleza familiar y económica, identificando así las raíces emocionales y contextuales de su conducta.
Mejora de Vínculos Familiares:
Ha logrado mejorar significativamente las relaciones con su grupo familiar, lo que constituye un factor protector esencial en su trayectoria de recuperación.
EVALUACIÓN PROFESIONAL
El equipo interdisciplinario del programa identifica en Katherine Somodevilla avances sustanciales en sus dimensiones personal, familiar y social. Su trayectoria de cambio demuestra que, con acceso a programas integrales de justicia terapéutica, es posible transformar historias de vulnerabilidad en narrativas de recuperación y empoderamiento.
El caso de Katherine Somodevilla ilustra la importancia crítica de los modelos de justicia orientados a la rehabilitación que reconocen las raíces estructurales de la conducta delictiva y que brindan oportunidades reales de transformación a personas en situación de vulnerabilidad extrema.
Su recuperación representa no solo un éxito individual, sino un beneficio colectivo que impacta positivamente en la estabilidad emocional y bienestar de su grupo familiar, contribuyendo así a la reducción de factores de riesgo intergeneracionales.